El Partido Comunista Brasileño saluda al Partido de la Democracia Popular de Corea por la realización de su Congreso Nacional y saluda a todos los participantes de esta importante reunión.
En Brasil, estamos viviendo los primeros cien días del gobierno Lula, un gobierno de amplia coalición que, en las elecciones presidenciales de octubre de 2022, derrotó, por un pequeño margen de votos, al presidente Bolsonaro y a su alianza, que reunía básicamente fascistas y representaciones conservadoras, con el apoyo de gran parte de la burguesía brasileña y de segmentos populares. Lula fue elegido por una amplia coalición política antifascista, que incluía a la izquierda y a sectores de la gran burguesía, que hoy integran el gobierno, y contó con un amplio apoyo internacional.
Justo al inicio del mandato, el 8 de enero, el gobierno enfrentó un intento de golpe de Estado, con la ocupación de edificios públicos en Brasilia por grupos organizados de partidarios de Bolsonaro. El intento fue derrotado, pero requirió un gran esfuerzo por parte del gobierno. Muchos golpistas fueron detenidos el mismo día y los líderes, financiadores y partidarios del hecho están siendo procesados, incluidos militares. Hubo una intensa manifestación de la izquierda y de sectores democráticos y antifascistas en las calles, en repudio de la intentona golpista. Pero la derecha y la extrema derecha permanecen activas y organizadas, y el asíllamado bolsonarismo sigue vivo, galvanizando parte de la burguesía y segmentos sociales de las clases media y baja.
El nuevo gobierno ha llevado a cabo algunas acciones de emergencia, como la lucha contra la minería ilegal y la deforestación en tierras indígenas, en la reanudación de la normalidad institucional, bajo el limitado orden burgués. Sin embargo, no hay perspectivas de abandonar las políticas liberales en la economía, ni de derogar las contrarreformas laborales y previsionales implementadas en los últimos años, ni de superar la extrema pobreza y miseria, rural y urbana, que predominan en el país, debido a la fuerte presencia de representantes empresariales en el gobierno. Sin embargo, se abre más espacio para la lucha de clases. Hay un mayor movimiento del Movimiento de los Sin Tierra y luchas localizadas, pero la movilización más general de la clase trabajadora aún es baja. La movilización es una prioridad para la acción de los comunistas.
En el plano de las relaciones externas, son relevantes los movimientos, declaraciones y compromisos asumidos por el nuevo gobierno, que apuntan a un reposicionamiento de Brasil, que vuelve a participar en organismos y conferencias internacionales, como la COP 27, realizada en Egipto, a fines de 2022, ya con la presencia de Lula, aunque aún no hubiera jurado el cargo. En América Latina, el acercamiento a la Cuba socialista y a gobiernos reformistas-progresistas, como los de Venezuela, Nicaragua, Bolivia, Colombia, Chile y Argentina, el retorno a la CELAC y a la Unasur y, pragmáticamente, la articulación y el fortalecimiento del Mercosur, que, además de Argentina, Brasil y Venezuela, incluye también a Uruguay y Paraguay, hoy con gobiernos conservadores.
En América Latina, vivimos una ola de victorias electorales del campo democrático-reformista-progresista sobre coaliciones de derecha y extrema derecha, neoliberales y autoritarias, también por pequeños márgenes de votos, como en Argentina, Chile, Perú, Bolivia, Honduras y Colombia, con significativa movilización popular. Los nuevos gobiernos se enfrentan a muchas dificultades para llevar a cabo sus programas y, en Perú, un golpe de Estado apartó del poder al presidente legítimamente elegido, Pedro Castilho. El golpe ha sido contestado por una gran movilización popular y Perú es una prioridad para la acción de la derecha internacional.
La visita de Lula a China, además de las implicaciones políticas como el fortalecimiento de los BRICS -y la consiguiente pérdida de espacio para Estados Unidos-, tuvo importantes resultados.
La posibilidad de adoptar el yuan y otras monedas para respaldar el comercio y el flujo de inversiones entre los dos países, norma que puede extenderse a todo el Brics, se suma a la intención, ya anunciada por Brasil, de adoptar una moneda contable para las operaciones dentro del Mercosur, apunta a la pérdida de fuerza del dólar y, consecuentemente, del poder del imperialismo en la región.
Además, la visita del canciller ruso Serguei Lavrov a Brasil refuerza la posición neutral del país ante el conflicto en Ucrania, destacando al respecto que Brasil ya se había negado a suministrar municiones y equipos militares a la OTAN, en contra de una petición directa de los EE.UU. El gobierno brasileño ya había anunciado su posición de neutralidad, reforzada durante la visita a China. Estos movimientos señalan una postura internacional de no alineamiento por parte de Brasil, fortaleciendo así esta tendencia internacional.
No hay, sin embargo, ninguna señal de ruptura política o económica con Estados Unidos, uno de los primeros países que Lula visitó. El acercamiento de Brasil a China es complejo, pues trae beneficios a sectores de la burguesía brasileña -como el agronegocio de exportación- y a las inversiones de empresas privadas chinas en Brasil, pero entendemos que las relaciones que China viene estableciendo con muchos países del mundo, con alianzas como los Brics, instrumentos como la Iniciativa del Cinturón Económico la Nueva Ruta de la Seda y la reciente Iniciativa para la Modernización, aunque no tengan un contenido socialista, contribuyen a la construcción de un campo internacional no alineado y de un mundo multipolar y a la disminución del peso de los Estados Unidos en la escena internacional, creando una mediación que favorece a los trabajadores en la lucha de clases.
El PCB se opone a la guerra en Ucrania, ya que la población en general es la que más sufre las guerras, pero reconoce que esta guerra tiene su origen en la acción expansionista de los Estados Unidos a través de la OTAN para cercar a Rusia e imponer su presencia militar einfluencia en Europa, y en las acciones de las fuerzas nazis internas de Ucrania, principalmente en la región del Donbass, donde predomina la población rusa.
Además de esta acción, EEUU ha estado buscando nuevas alianzas militares y buscandoaumentar la tensión en diferentes partes del mundo, como en el Mar de China. Al mismo tiempo, la extrema derecha se ha estado reorganizando internacionalmente, como pudo verse en la reciente reunión de Madrid, que siguió a reuniones similares en Brasil y Perú. El mismo movimiento de organización se produce con la derecha tradicional.
Para el PCB, al mismo tiempo que los comunistas deben intensificar las acciones de denuncia y combate al imperialismo, es fundamental fortalecer acciones para la organización de la lucha anticapitalista, entendiendo que el capitalismo es la raíz del imperialismo, en todas las formas en que se presenta, y que sólo con la lucha de la clase obrera y su victoria sobre el capital, en la perspectiva de la construcción revolucionaria del Socialismo, se iniciará una nueva era de justicia social y emancipación humana.