‘La plataforma sienta las bases de un fuerte frente antiimperialista mundial contra la extensión de la guerra y señala con el dedo a sus principales responsables’

El comunismo huérfano de un gran Movimiento Internacional

La Internacional Comunista se disolvió el 15 de mayo de 1943 como concesión a los Aliados en el contexto de la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, no se reconstituyó tras el estallido de la Guerra Fría, un importante error o limitación del Movimiento Comunista Internacional (MCI) y de la dirección soviética de la época. Su existencia permitió a los partidos miembros permanecer unidos a pesar de sus muchas diferencias y definió sin ambigüedades lo que significaba ser comunista.

Desde hace casi 80 años, el proletariado mundial ya no tiene Internacional (IC) y sus organizaciones miembros están cada vez más divididas. Se han hecho tentativas para reconstruir la ICM, primer paso hacia una verdadera Internacional, y estas iniciativas han sido ampliamente apoyadas por el PRCF, que se ha asociado en particular a la Iniciativa Europea de Partidos Comunistas y Obreros y que participa desde hace tiempo en este espacio, hoy cada vez más vaciado de contenido y que parece llegar a un callejón sin salida.

Un MCI dividido y debilitado por una deriva sectaria

La situación actual de crisis sistémica del capitalismo y de guerra imperialista a escala mundial ha agravado aún más estas divisiones, polarizándose en torno a varias grandes líneas que parecen cada vez menos conciliables. Hay quienes han dejado de ser comunistas sólo de nombre y se han convertido en relevos de los sociodemócratas occidentales, como los eurocomunistas asociados al P “C “F- PGE, que no dudaron el 30 de noviembre en votar a favor de los créditos de guerra de la OTAN en la Asamblea Nacional francesa.

Los últimos años han visto surgir entre los intentos de reconstruir el MCI un concepto peligroso que llamaremos linaje. La Internacional es el partido de todas las clases trabajadoras, y los partidos comunistas son sus miembros. Comparten principios fundamentales, en particular el del centralismo democrático, que permite construir una línea común a través del debate. El linealismo consiste en negar esta necesidad planteando una línea política determinada antes de cualquier debate, y luego tratar de reconstruir la Internacional sólo con partidos que sigan esta línea.

Esta concepción del internacionalismo -que es contraria a la historia, en particular a la del Tercer Reich, que supo adaptar su línea en varias ocasiones en función del contexto mundial- equivaldría, a escala nacional, a construir el partido de la clase obrera sobre una línea fija, entre un puñado de militantes todos de acuerdo, sin permitir nunca el debate interno.

Es más, la fundación de la IC se basó en el apoyo de un poderoso Partido Comunista que dirigía el primer Estado socialista del mundo, el PCUS. Hoy no hay ningún PC que pueda pretender imponer su línea o tener el peso necesario para hacerlo: el único resultado sólo puede ser dividir aún más a la ICM en un momento en que sería imperativo estar más unidos que nunca en torno a las grandes cuestiones de nuestro siglo – ¡en particular la oposición a la guerra imperialista desatada por el bloque EEUU-OTAN, que bien podría derivar en una guerra nuclear de aniquilación! ¿Y se nos dice que esto no es una prioridad? ¿Cuáles serán las posibilidades de emancipación del proletariado si se destruye el planeta? ¿Cuándo será posible el socialismo si nos devuelven a la edad de piedra, como advirtió hace más de 80 años el gran científico socialista Einstein?  

Esta deriva sectaria es particularmente perjudicial para la reconstrucción comunista. En la mayoría de los países europeos, donde algunos partidos históricos han caído en el eurocomunismo y luego, inevitablemente, en la socialdemocracia, la cuestión de la reconstrucción de partidos fuertes sigue abierta. En este contexto, la idea de aceptar sólo una línea fija como principio favorece más la proliferación de pequeños grupos que la reunión del proletariado. El apoyo de un PC extranjero a una organización casi inexistente sólo ha favorecido su presencia virtual en los círculos militantes, y nunca su implantación en la clase obrera. Estas prácticas divisionistas y sectarias parecen más cercanas al izquierdismo definido por Lenin que a la praxis revolucionaria marxista-leninista.

El lignismo tiende a meter en el mismo saco a todos los que discrepan de él, ya sean socialdemócratas, izquierdistas o comunistas de otra línea. Esta confusión es irresponsable porque ignora por completo las diferencias de contexto que pueden existir entre distintos países al hablar simplemente de una “etapa global del capitalismo” que sería igual en todas partes. Al tiempo que borra ante una línea sagrada los principios que unen a los comunistas desde hace más de un siglo, prohíbe cualquier compromiso en una lucha que no sería llevada por ellos, es decir, cualquier estrategia frentista. ¿Deben pues los comunistas abandonar el apoyo al pueblo palestino, con el pretexto de que su dirección actual no es socialista? ¿Debemos callar ante el neocolonialismo al que siguen sometidos hoy demasiados países africanos, puesto que sus movimientos de liberación ya no se reivindican marxista-leninistas? ¿Debemos dejar de apoyar la justa lucha de los pueblos de América constantemente agredidos por el imperialismo?

La plataforma antiimperialista mundial

La necesidad de resucitar una Internacional Comunista no debe hacernos olvidar el análisis concreto de la situación concreta. Hoy, la paz mundial está más amenazada que desde hace varias décadas, y la urgencia absoluta es detener la escalada militar lanzada por la principal amenaza, a saber, el bloque UE-OTAN, al que se adhiere totalmente la clase capitalista “franco-europea”, hacia una posible guerra de destrucción sistemática. Es difícil ver cómo los partidos y organizaciones comunistas de Europa, como el PRCF, apoyarían a “su burguesía” al oponerse a la guerra imperialista y a la OTAN. Esta acusación sólo puede dirigirse contra los comunistas rusos y otros partidos comunistas que han decidido apoyar a su Estado en una perspectiva antiimperialista o al menos antihegemónica y les corresponde a ellos responder a sus ataques. Sin embargo.

En este marco se inscribe la participación del PRCF en la Plataforma Mundial Antiimperialista desde la Declaración de París hasta la última conferencia celebrada en Caracas, Venezuela, en marzo de este año. La plataforma sienta las bases de un fuerte frente antiimperialista mundial contra la extensión de la guerra y señala con el dedo a sus principales responsables, el bloque imperialista EEUU-OTAN. Dentro de este frente antiimperialista, hay organizaciones y partidos que no se declaran comunistas. ¿Podríamos hablar de frente antiimperialista si sólo hubiera comunistas? En ese caso sería un mero duplicado del MCI. La esencia de un frente es reunir a amplias fuerzas para defender un mismo objetivo que sirva a los intereses de la clase obrera y de los pueblos del mundo, en este caso la oposición a la guerra imperialista y la necesidad de imponer una derrota al bloque imperialista más peligroso y decadente, el de EEUU-OTAN. Esta fue la misma estrategia empleada por la URSS y la IC al unir sus fuerzas con los imperialistas anglosajones contra el bloque fascista del Eje, sin idealizarlos ni subestimarlos nunca. De esta elección estratégica surgió la Gran Victoria contra el fascismo y la mayor extensión conocida del socialismo en el planeta, que algunos países siguen reivindicando como propia.

Es difícil comparar e incluso equiparar la Rusia capitalista de Putin, cuyo PIB equivale al de España y que lucha en sus propias fronteras, con los EEUU-OTAN, que tienen el mayor presupuesto militar del planeta y de la historia y más de 800 bases militares, mientras ocupan ilegalmente decenas de países como Siria, donde más del 80% del petróleo es saqueado por el ejército estadounidense y sus mercenarios, como reconocía recientemente el diario The Guardian. Es difícil comparar el resurgimiento del fascismo por parte de EEUU y las burguesías europeas en Ucrania y el resto del continente con la presencia ocasional de elementos reaccionarios en algunos estados capitalistas como Rusia, aunque no hay que negarlo.

El izquierdismo rehúye siempre el análisis concreto y se refugia en las generalidades. El sectarismo niega a la clase obrera el uso de la táctica y la estrategia. Todo debe estar al mismo nivel, sin matices, sin compromisos, sin alianzas, en resumen, sin ningún movimiento revolucionario real. Por lo tanto, debemos sentarnos y sólo esperar que la clase obrera haga la revolución de inmediato, ella sola, porque no tiene aliados, nos dicen. Estas concepciones ya fueron defendidas por un tal León Trotsky durante la gran revolución de octubre. Y ya sabemos cómo acabó aquello… Del mismo modo, es un error basar nuestro análisis en un simple copia y pega de la situación de 1914-18. Nuestro análisis debe partir de la situación concreta actual. Nuestro análisis debe partir de la situación concreta actual y buscar formas de hacer avanzar el proceso revolucionario sobre la base de las condiciones materiales y no platónicas del momento presente. Todo esto deberá ser aclarado por un trabajo teórico consecuente.

El posicionamiento internacionalista del PRCF

El PRCF está comprometido en la plataforma antiimperialista mundial con numerosos partidos comunistas, algunos de los cuales están muy próximos a nuestras posiciones, como el PCEC, el NPC yugoslavo (NKPJ), el Partido Democrático Popular de Corea y muchos otros.

Son nuestros camaradas del Partido Popular Democrático de la República de Corea los que están iniciando la plataforma, un partido hermano masivo en Corea del Sur, cuyo carácter no podría ponerse en duda en vista de la dura lucha que están librando en casa por la liberación y la reunificación de su patria contra el capitalismo/imperialismo.

En un momento en que el MCI está dividido, la plataforma también ha ofrecido un espacio para el intercambio y las reuniones directas entre los partidos comunistas, lo que es muy importante para consolidar la estrategia internacional de los comunistas.

El PRCF participará en todos los espacios que considere relevantes para el avance de la reconstrucción del MCI y de una Internacional Comunista digna de ese nombre, así como en los frentes necesarios para defender los intereses vitales de la clase obrera y de nuestros pueblos, frente al capitalismo-imperialismo, sin pretender nunca imponer sus puntos de vista ni dividir como hacen algunos.

Pero es necesario llevar a cabo una clarificación teórica del concepto de imperialismo y del peligro de la deriva izquierdista en los momentos históricos para la historia mundial de la clase obrera, frente a las prevaricaciones de la teoría marxista-leninista, de la que pretendemos ser autores.